La vida es un regalo
02/03/2021
Sé que son tiempos difíciles, cada día me encuentro con personas a las que quiero
que me hablan de sus miedos, de sus preocupaciones, de sus carencias, de la
culpa… al final cuando acuden a mi y me cuentan sus aflicciones en confianza, no
sólo hablan de ellos, me están devolviendo de alguna forma mi propia imagen. Así
que hoy le hablaré a mis miedos, a mis preocupaciones, a mis debilidades. Les
hablaré de frente, y con todo el amor que cabe en mi.
De alguna forma cuando estamos en la barriga de nuestra madre, nos sentimos
unidos al milagro de la Vida. Cuando nacemos, pareciera que empezamos a vernos
como alguien diferente, separado de nuestra mamá, de nuestro hogar (útero). Leía
en un libro que el ego surge cuando en la historia evolutiva, el animal (incluido el
humano) tuvo que salir a buscar alimento para sobrevivir. Al contrario que las
plantas que son capaces de generar su propio alimento dentro de ellas mismas, a
través de la fotosíntesis nosotros tenemos que buscarlo fuera de nosotros. Al
parecer salir de nosotros mismos nos lleva a creernos separados, solos, “arrojados
al mundo” (J.P Sartre) sin “brújula”. Esa creencia como tantas otras que
aprendemos sin sabe cómo ni cuándo, nos acompaña durante toda la vida. Nos
creemos separados, solos, “arrojados al mundo”, a un mundo que no
comprendemos, que nos duele y nos condena cada día cuando por ejemplo
abrimos un periódico. Vamos viviendo la realidad que nos hemos construido no
sólo individualmente sino de forma colectiva, vamos “tirando”, “buscándonos la
vida”, “ganándonos la vida”, y construyéndonos un “mundo” de separación, de
culpa, de carencia. Toda esta separación la veo en mi, ese sentimiento de estar
separada de mi madre y del resto del mundo, de sentirme diferente e
incomprendida, de creerme no amada, de tener que esforzarme para ir
consiguiendo propósitos, de buscar como una mendiga el amor del otro aunque
sea una migaja, de preguntarme dónde está Dios cuando veo una “injusticia”, de
sentirme perdida sin saber cuál es mi función aquí o de encontrarle un sentido a
todo este teatro que es la vida que fui construyendo. Me creo separada cuando me
identifico con mi profesión, mi posición en la familia, en las amistades, cuando me
identifico con mi territorio, mis valores, mi cultura, mi sexualidad.
Hoy por hoy veo toda esa separación en mi. Soy consciente de ello, quizás eso
ayuda a que mi mente suelte cada vez más la idea de la separación.
Contrariamente a lo que mi mente egoica le gusta creer y crear, mi ser está
afianzando los hilos invisibles que siempre han estado uniendo mi existencia al
Todo. Mi Ser sabe que siempre he sido amada y que es ése el origen de mi
existencia y no sólo de la mía, sino de la Vida (animal, vegetal o mineral). Mi Ser
sabe que todas las cosas viven en mi y yo vivo en todas las cosas porque somos
polvo de estrellas, las células de mi cuerpo nacen y mueren a cada momento y
terminan formando parte de un proceso vital que es común a todos los seres vivos.
De la misma forma que mi cuerpo está vivo, y cambia naciendo y muriendo a cada
momento dentro de mi, el Universo lo hace fuera de mi y el puente que nos une es
la Pulsión de Vida. Esa Pulsión de Vida es Dios en acción. Con lo que si soy capaz de
unir las piezas que existen en mi y que creo ver de forma separada, y cambio esa
visión, veré que el Ser que soy es Vida en acción. Esa Vida que soy es la misma Vida
que está fuera de mi y al cual llamo Dios,.
Mi ego ha querido separarse del Todo porque es su naturaleza, le aterra crecer. Mi
Ser es quien elijo alimentar para unirme al Universo y entender que jamás nací y
nunca moriré, que la Vida es un regalo y que todo se basa en mi elección. Así que a
los miedos que habitan en mi, les digo que entiendo de dónde vienen, sé cómo
aparecieron, y comprendo que hasta cierto punto me hay ayudado a sobrevivir.
Pero esto se trata de Vivir, y no de sobrevivir. Para vivir no me sirven. Sólo limitan
las infinitas capacidades que hay en mi naturaleza humana. Así que miedos,
preocupaciones, sois infinitos si no pongo un orden o un freno, si dejo que mi
mente egoica abra sus alas y tome las riendas de mi viaje. Yo quiero disfrutar del
vuelo, viajar liviana, disfrutando de la brisa, del aire que me envuelve y despeina,
de los olores que trae la lluvia, y quiero hacerlo con conciencia. Así que queridos
miedos gracias por lo que me enseñáis, gracias a vosotros descubro quien soy y
quien elijo ser a cada momento.