EL MOVIMIENTO RESPIRATORIO PRIMARIO (MRP)
15/04/2020
A comienzos del siglo XX, un estudiante de Osteopatía llamado William Garner
Sutherland, se sentó a reflexionar sobre la naturaleza del cráneo humano. Mientras
miraba un hueso temporal desarticulado, un pensamiento que lo cambió todo vino
a su mente: “ Está biselado como las agallas de un pez e indica la existencia de un
mecanismo respiratorio primario”. Así emprendió un viaje de conocimiento e
investigación que lo acompañó toda su vida.
Cuando era estudiante en sus clases anatomía le enseñaron que en el adulto los
huesos del cráneo están fusionados y no se mueven. Al examinar el cráneo humano
comprendía que estaba diseñado con suturas que parecían permitir el movimiento.
Entonces se dispuso a investigar si tenían o no movimiento. Realizó todo tipo de
experimentos. Diseñó un casco para restringir los movimientos de los distintos
huesos craneales, experimentando diversas respuestas de su organismo, desde
disfunciones gástricas hasta confusión mental. Finalmente el resultado de sus
investigaciones, confirmó que existía movimiento en los huesos craneales y que no
sólo eran exclusivos del cráneo sino que se extendían al resto de los huesos del
cuerpo. En los movimientos palpatorios se dio cuenta de que estaba estudiando un
movimiento fisiológico sutil, esencial para el mantenimiento de la salud y la
vitalidad, al cual llamo MOVIMIENTO RESPIRATORIO PRIMARIO.
Percibió que el líquido cefalorraquídeo que baña el cerbero y la médula espinal,
genera un movimiento de marea o fluctuación dentro de los fluidos fisiológicos
que transportan esa fuerza vital ,que él denominó Aliento de Vida, a todas las
células y tejidos del cuerpo.
En las prácticas de Osteopatía, se hace un énfasis especial en la dinámica del
movimiento. La vida es movimiento, esto se puede observar en los movimientos
voluntarios del sistema musculo esquelético como en el movimiento involuntario
de las células, los fluidos y los tejidos del cuerpo. Las resistencias o la congestión
de este movimiento se considera patología. Sin embargo, el cuerpo tiene la
capacidad de curarse y auto regularse. Pues tiene en sí mismo, toda la información
que necesita para mantener la armonía necesaria para su funcionamiento óptimo.
El terapeuta dentro de este contexto, no tiene qué decidir qué hacer, sino más bien
cómo acceder a esa información. De ahí que la esencia del trabajo del campo
craneal es la escucha intuitiva e inteligente, apreciando la estructura-forma del
cuerpo y sus dinámicas sutiles de movimiento, percibiendo y recibiendo la
totalidad de la persona, comprendiendo el proceso de auto curación y el papel de
la respiración primaria dentro de esos procesos curativos.